El día de hoy, el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito anuló una decisión de la corte de primera instancia que determinó que la pena de muerte en California es inconstitucional. Pero, aunque quienes proponen la pena de muerte pueden percibirlo como una gran victoria, el fallo de hoy es simplemente un ejemplo más de lo disfuncional que es el sistema de la pena de muerte en California.
De hecho, la corte superior determinó que no puede determinar si la pena de muerte es constitucional en California o no. Así es: debido a tecnicismos procesales, el 9º Circuito no puede ni siquiera abordar el verdadero problema.
En julio pasado, Corma J. Carney, Juez de Distrito de EE.UU. determinó que el sistema de la pena de muerte de California era inconstitucional, mencionando lo disfuncional que era el sistema y resaltando el hecho de que la pena de muerte no tiene ningún propósito útil.
El resultado de hoy implica más que mantener la situación actual. Es más, el fallo de hoy no cambia para nada el hecho de que la pena de muerte de California está quebrantando y no tiene remedio.
¿Qué pasará ahora?
En realidad, lo mismo que siempre pasa con la pena de muerte: años y años de apelaciones adicionales ante los tribunales y miles de millones de dólares desperdiciados en un sistema que existe solo en nombre—y que funciona exactamente cómo fue diseñado.
Mientras tanto, California se ha embarcado en un prolongado, costoso e inútil proceso para desarrollar un nuevo protocolo para la inyección letal.
Al final del día, los californianos ven sus valiosos dólares fiscales malgastados para financiar un quebrantado sistema que una y otra vez no ha cumplido con su promesa de hacer justicia.
¿Cuándo será suficiente?
Por: Ana Zamora, Directora de Políticas de Justicia Penal de la ACLU del Norte de California.